domingo, 22 de septiembre de 2013

Que así sea


No viene la nostalgia como entonces,
ni el corazón abierto busca sombras.
Todo está detenido. Y en las manos
se refugian los días y los viejos
amores. El tiempo de la dicha.

Esas tardes de mayo cuando era
el mundo maravilla conocida,
exquisito gin-tonic, y unos brazos
en donde refugiarse de los hombres.
Todo en ti, todo era la belleza.

Y la calle de siempre. Y el sonido
de un verso. El automóvil gris
parado como siempre
en el portal sin nombre de tu casa.
Y tú misma asomada a la ventana.

Ahora miro tu nombre en cualquier sitio:
En los viejos papeles. Las postales
de tu primer verano sin nosotros.
En todas las partidas
de nacimiento y muerte y amor loco.

Hoy miro lo que fuimos y no somos.
La tristeza del pan del dia siguiente,
el cigarrillo negro que fumabas,
tu tos cuando dormías en la noche.
La ropa que colgaba en el armario.

Definitivamente adiós. Y que así sea.
Y que jamás me llegue el miedo a solas.
Que no te encuentre nunca. Y que ahora mismo
sea incapaz de evocarte. ¿Cómo era
el gusto de tu lengua entre mis labios?

Rodolfo Serrano

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