miércoles, 28 de noviembre de 2012

Et in Arcadia ego

Esta frase es un memento mori, un tópico del arte y la literatura que incide en la fugacidad de la vida y la presencia de la muerte. Literalmente memento mori significa: "recuerda que morirás". Esta idea de la fugacidad de la vida se conjuga sustancialmente con la de la Arcadia. Vayamos por partes."Et in Arcadia ego" se traduce literalmente por "también yo en la Arcadia (estoy)" o "incluso en la Arcadia (estoy) yo". Originalmente se cree que el primero en hablar de la Arcadia fue Virgilio en las Bucólicas tratándola como un lugar de la Grecia continental de paisajes idílicos y paradisiacos. Esta idea tiene gran calado en la mitología clásica debido a lo que los antiguos dieron en llamar la Edad de Oro, una época que se encontraría en los albores de la Humanidad en la que todo era puro, inmortal y utópico. Al hilo de la Edad de Oro os recomiendo el poema de Agustín García Calvo, El mundo que yo no viva, también musicalizado por Amancio Prada y Mª Dolores Pradera, donde se atisba precisamente ese mundo idílico en el que nada cuesta esfuerzo y el hombre tiene todo lo que necesita de la tierra. En el citado poema, se da un giro final inesperado y precioso en el que este mundo perfecto que se describe es hallado hundido en las pupilas de la amada. Os dejo la canción por si os apetece disfrutarla:





Volviendo al tema que nos ocupa, es evidente que por su situación real geográfica la Arcadia no podía ser como lo es por convención literaria o artística. La idea de la Arcadia imaginaria tiene amplia repercusión durante el Renacimiento y será Giacomo Sannazaro en su obra Arcadia (1504) quien consolide la percepción de la Arcadia como lugar idílico y perdido, como si de la Atlántida platónica se tratase, recordado con cierta melancolía. En 1598 será Lope de Vega quien a imitación de Sannazaro compile algunos de sus poemas y los reestructure en una obra homónima de gran repercusión y éxito en la época según atestiguan las ediciones realizadas.



En el ámbito pictórico este tema será abordado por Guercino que pintará entre 1618 y 1622 su particular visión del tópico del memento mori en una pintura donde aparece la inscripción Et in Arcadia ego debajo de un cráneo que no viene más que a realzar la idea de la fugacidad de la vida.


Será Nicolas Poussin (1594-1665) quien continúe por esta senda y pinte dos cuadros distintos con la misma temática. En el primero de ellos (Pastores de la Arcadia, Les Bergers d'Arcadie ca. 1628-1630) pintará a unos pastores y una dama cuyo rostro se muestra tranquilo y sosegado ante una tumba en un lugar luminoso y apacible. La calavera original de Guercino ha desaparecido y con ella la tenebrosidad que la rodeaba. La inscripción se halla en la tumba.




El segundo lienzo de Poussin del mismo nombre fue pintado en 1637 y 1638 y representa también a tres pastores y una dama idealizados ante una tumba con la misma inscripción (Et in Arcadia ego).

Sea como fuere, ambos ponen de relieve la dicotomía entre un mundo idílico, perfecto y la presencia de la muerte "incluso" allí, en ese mundo. Como veis, este tópico del memento mori guarda íntima relación con el Carpe Diem.
Es inevitable no pensar en una pintura un poco posterior, en concreto del Barroco español, que tratará los mismos temas. Pero ésa la dejaremos para el próximo post, para no aburrir.

A modo anecdótico, el primer capítulo de la novela de Evelyn Waugh, Retorno a Brideshead se titula "Et in Arcadia ego", donde el protagonista regresa al lugar donde vivió la felicidad de su juventud. Esta novela también ha sido llevada al cine y a la televisión.

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